Hoy escribo este artículo con lágrimas en los ojos, reconociendo que todavía me queda mucho recorrido en el tema del amor propio.
En mi caso, hay una necesidad de encontrar algo malo en mí, que a veces llega a ser bastante perturbador.
Estoy obsesionada con encontrar cosas que me hagan no ser “merecedora” de amor, castigarme por siempre y llegar al borde de la locura.
Entonces me pregunto si no habrá allí afuera más mujeres como yo, que sienten que no son suficientes y que se inventan cualquier clase de videos, con tal de darse razones para no creerse que son personas increíbles.
Seguro, a mí me pasa, y justo hoy estoy en ese proceso de encontrar el amor propio, en conectarme con mi esencia y dejar de desconfiar en el ser humano que soy.
La verdad es que tengo pocas ganas de escribir y de profundizar mucho en el tema, porque no me siento bien, no me siento yo, no siento que soy esa mujer que hoy puede darles consejos, pensamientos u opiniones que las lleven a ser una mejor versión de sí mismas.
Hoy, mi amor propio, está desvirtuado, perdido, alejado de mí y solo quiero escribir estas palabras para invitarlas a reflexionar, como yo lo estoy haciendo, de que este es el gran reto.
Puedo verlo en la gente que me rodea, puedo ver como cuando alguien quiere hundirse, solo basta con que se diga, en silencio y soledad todo lo malo que cree tener.
Y es obvio como esta energía de falta de amor propio, nos consume la buena vibra y estamos como zombis, sin rumbo, sin motivos y sin razones para ser feliz.
Sin duda, este es uno de mis días y quiero con todas mis fuerzas cambiar mi forma de verme, de concebirme y de entenderme; para enaltecer el amor propio y salir de este agujero negro en el que me encuentro.